Y para este miércoles 31 de octubre, en vísperas del día de todos los muertos, algo muy acorde de puño y letra de Yanko Tolic en su columna semanal
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“He soñado muchas veces que estaba preso por culpa de una pelea mortal contra mí mismo. Dios y Lucifer se mataban por mi alma durante tres largas horas. Dios, finalmente, venció. Pero, constantemente, tengo una gran duda: ¿cuál de los dos era Dios?”. (Aleister Crowley)
Quiero desenterrar una historia del guitarrista Jimmi Page de Led Zeppelin, poco difundida en Chile, que bien podría tratarse de un relato de las más extremas bandas de Black Metal y la casa que compró, conocida como “Boleskine House”, misma que Alister Crowley ocupó un tiempo atrás…
En 1975 Page habló con la revista Rolling Stone: “Las malas vibraciones estaban allí antes de Crowley, un hombre fue decapitado en su interior y a veces puede oírse su cabeza rodando por el suelo”. Durante una breve estadía, un amigo de Jimmy oyó ruido y pensó que eran gatos. Preguntó al ama de llaves por qué dejaban pasear los meninos por los pasillos. Ella respondió: “Los gatos son encerrados cada noche”.
La obsesión de Page por Crowley le dio a Zeppelin una fama de satanismo que la banda nunca pudo quitarse. Crowley era un personaje muy pintoresco que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX en Inglaterra. Interesado desde pequeño por el esoterismo y las ciencias ocultas, Crowley se convirtió en un ritualista y mago negro, generando toda una leyenda tétrica a su alrededor. Cuentan que se llamaba a sí mismo la “Bestia 666”, y que muchos veían en él a un auténtico demonio. Sin embargo, como veremos después, su figura ha sido seguida por muchos, desde Los Beatles hasta Jimmy Page o Black Sabbath. Desde 1898 que la magia ocupó un lugar preponderante en su vida. La “magick”, como él le llamaba, era una mezcla entre sexo, drogas y ocultismo. Desde el satanismo de raíz judeocristiana hasta el hinduismo, la kabala, el budismo y el taoísmo
Crowley buscaba un lugar apartado de la civilización donde realizar sus rituales oscuros, y cuando llegó a Foyers supo que aquel era su sitio. Boleskine House era una mansión muy grande y vistosa, levantada en el siglo XVII sobre las ruinas de una antigua iglesia que fue quemada con todos los feligreses e incluso el párroco en su interior. Seguramente esto sería algo determinante para que Crowley decidiese permanecer allí, puesto que buscaba un lugar de poder, donde las presencias oscuras y esotéricas fuesen muy fuertes.
Si la casa ya tenía una historia truculenta antes de que este personaje oscuro la adquiriese, su llegada la extendió aún más. Cuentan que Crowley realizó un ritual satánico en la casa, siguiendo los pasos que le había dictado un demonio que se le apareció en El Cairo, en uno de sus muchos viajes en busca de lo desconocido. Algo salió mal en el ritual, y parece que Crowley dejó abiertas las puertas de nuestro mundo a unas criaturas demoníacas y oscuras, que convertirían su estancia en la casa en un auténtico infierno. ¿Por qué aún se dice que aquella casa es un portal al infierno? A pocos metros, siempre fiel a la orilla incolora del Ness, se encuentra el antiguo cementerio de la región. Un túnel, que habría sido construido en las épocas de la vieja Iglesia, comunicaría la casa con el camposanto.
Y es que todos a su alrededor empezaron a enloquecer desde ese momento, desde el servicio hasta su propia mujer, que se volvió alcohólica. Crowley no quería cesar en sus rituales (en los que, según algunos, a veces se incluían sacrificios humanos), pero tras tres años en Boleskine House decidió vender la vivienda. Después de pasar por varios dueños (uno de ellos acabó suicidándose, no se sabe si por influencia de la casa).
Page al tiempo después conoce a Kenneth Anger, un director americano que se había construido una reputación fantástica como rey del cine independiente y de ocultismo. Anger había triunfado con pequeñas películas surrealistas, como la increíble “Inaguration of the pleasure dome”, de 1954. Pero, sobre todo, con “Scorpio rising” (1963). Un filme tan loco como el protagonista Bruce Bryon y su paranoia. Anger es una leyenda en los años 70 y uno de los ídolos de la contracultura entre artistas como John Lennon, Jim Morrison, Mick Jagger y David Bowie.
Anger es un acólito de Aleister Crowley, el héroe de Page. Como Jimmy, Kenneth era un feligrés más de la religión Thelema. A Anger, la figura de Crowley también le había marcado en sus películas por esa simbología del ocultismo.
Anger necesitaba del dinero de Jimmy para seguir produciendo. Para Page, el filme “Invocation of my Demon Brother”, que era un estricto seguimiento de la religión Thelema, es una de sus obras de cabecera y su director lo fascina porque sabe que, a mitad de los años 50, había estado en Sicilia, donde Crowley había usado la famosa abadía epónima en los años 20 para sus satánicos sacrificios. Anger se puso asiduo visitante a la casa de Page en Sussex. Antes de las sesiones de ocultismo, cineasta y guitarrista se ponían ciegos de cocaína y devoraban liturgia ocultista. Anger convenció a Jimmy, finalmente, de poner dinero en su próximo proyecto, la película de las películas, en homenaje a Crowley: “Lucifer Rising”. Jimmy Page hizo la banda sonora. No es música de Led Zeppelin, ni siquiera hay guitarras, pero aparecen entre humos del incienso de un culto esotérico. Capas de texturas hindúes, cantos tibetanos y efecto electrónicos. Como las historias de Crowley, la música de Jimmy Page tiene un pie en el viejo mundo, en la antigüedad y el otro en el futuro distante. Produce un efecto claro de desorientación en el que escucha, aunque también es la clave para entender mucha de la música de Led Zeppelin.
Boleskine House sigue siendo propiedad privada, pero muchos amantes de lo desconocido y pretendidos ocultistas siguen acudiendo a sus alrededores para estar cerca de la mansión y sentir esa energía negativa que sus dueños dicen que impregnaba el ambiente de la casa. En el pueblo cuentan que cada noche de luna se reúnen grupos para celebrar extraños rituales. Boleskine House es uno de los puntos más enigmáticos y misteriosos de Escocia.
Si Jimmy Page creía (cree) o no en este tipo de cosas es un misterio. Puede que sea un gusto adquirido por la curiosidad o el interés de una afición (como la colección de artículos nazi de nuestros queridos y fallecidos Jeff Hanneman y Lemmy Kilmister). Vendió la propiedad en 1990. Jamás volvió a hablar de ella. Ni siquiera cuando el fuego volvió a devorarla, en diciembre de 2015.