La Columna de Yanko Tolic

Thrashers en Las Palmas:Infractores de la Ley

Thrashers en Las Palmas: Infractores de la Ley

La policía nos rodea y nos dice: ¡documentos!

Instrucciones del editor: Al igual que la anterior publicación de esta columna, se sugiere entrar al nuevo enlace publicado ( https://www.youtube.com/watch?v=pFBlB3IGhjk ) e inicie la reproducción del video. Una vez iniciado el audio del enlace, continúe con la lectura. El video también se encuentra disponible al final de este texto.


No ofrecemos resistencia y empezamos a entregar nuestras cedulas de identidad, algunos consiguen a huir, como Bestial Fucker, a un costado del edificio; si lo atrapaban se metería en problemas, ya que portaba ácido muriático y cadenas para dar la pelea que todos esperábamos.

Nos suben en los carros policiales y nos llevan a la 19° Comisaría de Providencia en Santiago.

Nos habían advertido que un grupo de koreanos habían amenazado con pelear en pleno paseo Las Palmas. Ninguno de nosotros pasaba los 20 años, y el hecho de juntarnos ahí todos los sábados a intercambiar nuestra música nos había hecho sentir amos territoriales de ese sector.

Llegaron muchos Thrashers esperando divisarlos. Habían escondido bates, manoplas, piedras, lo que fuera en los maceteros. Nadie se sentía disminuido ante esa pelea. Pero no llegaron, solo llegaron las fuerzas de orden y en masa nos fueron subiendo a los vehículos.

¡Dónde mierda están los koreanos! -Nos preguntábamos mientras nos ibamos aprisionados en los carros policiales

Calle 11 de Septiembre, ahora llamada Nueva ProvidenciaEl calabozo estaba lleno de gente con el cabello que le empezaba a llegar a los hombros, poleras pintadas con diseños de discos que pasaron a ser clásicos como “Hell Awaits”, “Don´t breack the Oath”, “Hail to England”, “Possesed by Fire” o “Apocalyptic Rites” (una de mis favoritas) etc. Y veo a dos de pelo corto y que no eran de los nuestros. Les pregunto ¿y ustedes porque los trajeron?, contestan de inmediato: ¡Por cristianos! Y los reconozco de inmediato. En sábados anteriores habían ido a las inmediaciones del Rockshop, se hacían llamar “Los teocráticos”, se hicieron famosos por rayar el centro de Santiago: “La Cuarta es inmoral”, atacando al diario con su slogan el diario popular, ya que en sus portadas incluía fotos de modelos o bailarinas en toples. Entre los Thashers de ese tiempo, famoso era el chiste fome que ellos solo podían llegar a hacer el amor tres veces en una noche. (Si no lo entendiste dile a tu hijo o tu hermano de 5 años que te lo explique). Le llenaron los autos de basura varias veces a comediantes de la escena santiaguina picaresca como Daniel Vilches en protesta por sus revistas de humor erótico.

El sábado pasado al que nos encontrábamos habían llegado biblia en mano a exigir que abandonáramos la música de Satán. Muchos de los Thrashers ahí presente los miraron moviendo la cabeza en desaprobación, pero otros se acercaron colocando caras de poseídos y gritándoles: ¡Vete de aquí, somos legión! Con voces guturales. Uno de estos teocráticos puso su libro sagrado en la frente de uno de ellos, y éste cayó con espasmos al suelo chillando: “¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!”. Lo que asustó a los transeúntes que pasaba por ese lugar. A la vez, cayeron más al suelo gritando burlescamente: “¡¡¡¡ME QUEMOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!” Y profiriendo palabras inentendibles en idiomas de lenguas muertas, haciéndome recordar al nacido en Saná (Yemen) que visitaba las ruinas de Babilonia y Menfis en el desierto arábigo. Si, eran la reencarnación misma de Adbul Alhazred, el árabe loco. Los teocráticos en un primer momento pensaron que la hacían de oro expulsando demonios y seres malignos dispuestos a acabar con nuestro universo. Pero se percataron después de nosotros atrás que no podíamos más apretándonos el estómago del dolor de tanto reírnos.

Al final uno de ellos dijo: “Vámonos, están puro hueviando”, por lo que dieron media vuelta y se marcharon con tranquilidad y en silencio, tal vez sintiéndose ridículos, tal vez pensando que hacer de almuerzo; ya no importaba.

Y ahora los teníamos al frente. Éramos como 80 y ellos 2. Al final los invite a un rincón a conversar de cualquier cosa y todo se diluyó en nada. Total, con Lalo y los Nacrur en Massacre ya habíamos sido detenidos tantas veces que todo esto se normalizaba y teníamos más problemas en que pensar: En participar en otra riña.

Pero la espera se vio interrumpida por un cabo o lo que fuera, que dijo: “Atención todos los menores de edad se van ahora a Puente Alto

- ¿Pero no será exagerado que se los lleven allá? -Pregunté, a lo que el oficial me respondió:

-Por norma, ningún menor de edad puede permanecer en esta comisaria, todos ellos deben ser llevados de inmediato al recinto habilitado para ellos. Así fue como nos despedimos y los vimos irse.

La trifulca vino después cuando empezaron a llegar los padres a la comisaria a exigir que nos soltaran, uno de ellos, el progenitor del guitarrista de Necrosis, Nataniel Infante, se abalanzó sobre los carabineros y entró arrastrándolos hasta donde estábamos nosotros gritando que se lo devolvieran, estaba enceguecido por la ira, alcance a indicarle donde se lo llevaron y partió raudamente a rescatar a su hijo. Afuera seguían los gritos seguían, incluso los padres de Octavio Orizala (quien tocó con nosotros un tiempo y después lo recomendé a Rust posteriormente Warpath), increpaban a los uniformados por detener a su hijo teniendo inmunidad diplomática y demandando la libertad inmediata de todos quienes nos encontrábamos ahí. El desorden fue subiendo hasta que deciden dejarnos libre previa firma de citación a un juzgado a prestar declaración por obstrucción de la vía publica en el libre tránsito de las personas por la calle.

- ¡Una más y te ficho! -me dijo el juez cuando comparecí a la citación.

-Tengo muchos reclamos de los comerciantes y hasta supe que jugaron con una cabeza de chancho ensangrentada. Ni hablar del comercio ilegal que ejercen vendiendo cassettes y discos. (que bien informado está el viejo y me preguntaba quién sería el sapo)

–No es venta, es trueque -le respondí.

- Igual es ilegal -me respondió queriendo ganar la batalla verbal del momento.

-¿Y para qué se junta ahí? -Me preguntó. Pensé que podía ser una trampa, así que le dije con tono naif, para conversar de la música que más nos gusta.

–Elijan otro lugar entonces. (sabia esa respuesta mientras imaginaba al magistrado tratando de agrandarse como el dibujo del enjuiciador de la película “The Wall” al estilo de los congresos de Núremberg.).

-Para asegurarme que no molestaras, te prohíbo que te acerques a ese lugar durante dos meses, en caso de volver a ser detenido nuevamente, te meto preso. -Terminó con voz tajante y burlona. Me entregaron un papel a la salida y me encuentro con otros Thrashers que también habían sido citados. Nos quedamos en la esquina conversando y al final vimos que a todos nos decían lo mismo. Cuando salió el último y nos relató la misma historia, les dije: “¡Vámonos, están puro hueveando!”. Dimos la media vuelta y nos marchamos con tranquilidad y en silencio, tal vez sintiéndose ridículos, tal vez pensando que hacer de almuerzo; ya no importaba.

El próximo sábado estaríamos igual, nadie para el Thrash Metal. Ni siquiera un juez Pink Floid.

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