Esta es la primera parte del capítulo dedicado a Jeff Becerra; bajo y voz de la pionera banda de Death Metal, Possessed.
En 1985 “Seven Churches”, fue considerado el primer álbum de Death Metal. Lo escuchamos todos los thrashers en Santiago cuando llegó a la disquería ROCKSHOP. Su forma de componer, esos alocados y geniales arreglos que se hicieron con juegos de guitarra muy adelantados y que nadie había hecho. Los habíamos escuchado en otros estilos, ¿pero en el metal?, eso sí que era novedoso. Su intro sacado de la magnífica “Tubular Bells” de Mike Olfield y usada en la película “El Exorcista” abría el vinilo y con ello un nuevo estilo. El título del álbum se refiere a las Siete iglesias de Asia mencionadas en el libro del Apocalipsis. Posteriormente sacaron “Beyond The Gates” en 1986 y posteriormente “Eyes Of Horror” de 1987. Las tensiones y peleas internas llevaron a que la única banda capaz de desbancar a Slayer de su primer lugar se disolviera. El guitarrista Larry Lalonde pasó por Blind Ilussion y recaló en Primus. El otro guitarrista Mike Torrao, el batero Mike y el vocalista/bajista Jeff Becerra tomaron rumbos distintos.
En Chile supimos al tiempo que Becerra quedó en silla de ruedas producto de un tiroteo, con el tiempo circuló una dirección donde se le podía enviar dinero. Pero las cosas eran muy difusas. Becerra lo explica ahora y nos cuenta su experiencia:
JB: “He estado en una silla de ruedas más tiempo de lo que he estado caminando”, dijo. “Ya me acostumbré. No fue un accidente lo que me pasó, me dispararon con dos armas diferentes en un robo. Estaba en un trabajo de construcción. Trabajé algo así como 13 horas ese día. Me detuve para comprar un paquete de Camels (cigarrillos) y supongo que vieron que compré con un billete de 100 dólares, me dieron vuelto y al salir, dos tipos encapuchados, vinieron corriendo con armas como pequeños Ninjas y me gritaron: Dame todo tu dinero hijo de puta”.
Me resistí un poco, debería haberles dado el dinero, pero estaba mal de situación económica, y me acorralaron. No era la primera vez que me apuntaban con un arma y sabía que hablaban en serio.
Luchamos, ya que no había salida. Terminé recibiendo disparos un par de veces.
El primer disparo fue en el pecho. Esta se rebotó a través de las costillas, traspasó los pulmones y se detuvo en mi columna vertebral, así que todavía tengo una babosa de 9 milímetros pegada en el vertebra T3. Creo que el segundo tipo me estaba cubriendo a unos cuatro y medio metros de distancia, por lo que no tenía a dónde correr.
¡Fue como una reacción instintiva porque el primer disparo fue “pow!” y justo después, “pow! “
Continuó: “De alguna manera preví eso. Puse mi mano en un modo defensivo. No me importó. El del calibre 22 me disparó, me habría llegado en mi frente, pero en cambio ese disparo dejó uno de mis dedos hacia atrás. Se puede ver cómo está doblado.
Hice rehabilitación. Recuerdo como chorros de sangre me brotaban. Me pellizqué la axila, mi cuerpo se dobló y caí. Uno de los tiradores se acercó a mi frente, puso su arma para matarme y su armamento se atascó. Se puso a golpear su arma intentando apretar el gatillo para terminar el ‘trabajo’. Supongo que solo entraron en pánico al llegar más gente, ahí salieron corriendo, pero pudo arreglar su arma y empezó a disparar hacia atrás al huir: ‘¡Pow! ¡Pow! ¡Pow!’ Sentía como todas estas balas pasaban a mi alrededor y yo atinaba a decir ‘¡mierda!’ Luego me escabullí y me escondí debajo de un Volvo, simplemente haciéndome el muerto durante unos 45 minutos.
Llegó una niña a todas luces drogadicta a mirarme mientras estaba en el piso, se veía adicta al crack y le dije, ‘Oye, tienes que llamar al 911’. Ella dijo: ‘No puedo. Yo vivo aquí. Estos tipos me mataran’. Repliqué: ‘Te daré diez dólares’. Ella dijo ‘¿Diez dólares?’ Alcancé con mi otra mano que estaba buena y se los di. 45 minutos más tarde, apareció solo un policía. Me dio la impresión de que no podía tener más de 21 o 23 años. Fue, como, ‘¡Este es mi primer procedimiento! ¡Sentí que enloquecía por la desesperación!’ Pensé: ‘¡No podía creer que esto esté pasando!’. Le dije al policía: ‘Llama a una ambulancia”. Él fue como, “Oh, sí …” Fue la primera vez que me alegré de ver a la policía. Él solo me cubrió hasta que llegó la ambulancia y eso fue todo “.
Becerra llama al período siguiente de ese episodio los “cinco años oscuros” en referencia a una espiral de abuso sin parar de drogas y alcohol. “Realmente no lo manejé bien, básicamente traté de suicidarme con drogas y alcohol. Viví solo durante cinco años, escribí y escuché muchos demos que me enviaron. Recibí miles de correos de thrashers pidiéndome que volviera. Ese siempre fue el plan, pero quería hacer las cosas en la vida que sentía que tenía que hacer como hombre. No estoy diciendo que esto sea para todos, solo para mí, no quería despertarme y tener 50 años. Tenía miedo de ir a la universidad. Al final fui y estudié derecho. Hice eso en tres años y medio. Me casé y tuve un par de hermosos hijos. Luego me divorcié y ese fue el momento de traer a Possessed de vuelta. Para entonces ya estaba tocando y haciendo giras y cuando viajas todo el tiempo, es difícil mantener una relación sólida. Tienes que dar mucho para estar en una banda de Death Metal. Sigo cercano a mi exesposa, seguimos siendo buenos amigos.”
¿Crees que por culpa de separarse tan pronto, mucha gente le ha dado ese crédito injusto, a Chuck Schuldiner y a Death? ¿Te sientes suficientemente reconocido?
JB: “Pero no creo que sea injusto, y Chuck siempre dijo que se sentía incómodo con esa etiqueta de 'Padrino del Death Metal' que le ponía la gente, porque ese era yo. Así que Chuck siempre me mencionó y se refirió a mí, y aunque quizás sea injusto que se haya llevado esa etiqueta, también es verdad que sin Death el género nunca se habría expandido como lo hizo. No puedes tener un género con solo Possessed, y creo que lo que Death hizo fue asegurarse de que el Death Metal viviera para siempre. No te voy a mentir: al principio pensé que Possessed iba a ser la única banda de Death Metal en todo el planeta, y eso iba a ser lo que nos hiciera especiales. Pero entonces vino Chuck y empezamos a congeniar. Incluso me pidió permiso para llamar a Death una banda de Death Metal. Por supuesto me sentí muy halagado, y creo que él fue capaz de proyectar el Death Metal y solidificarlo como género. Death ayudó a promover y solidificar el Death Metal, y al mismo tiempo ayudó a promover a Possessed”.
¿Cuáles fueron tus influencias principales entonces? ¿Creaste ese nuevo estilo que sabías que era algo nuevo… estaba el thrash metal, en qué y en quién te inspiraste?
“Mi abuela me compró las obras completas de Edgar Allan Poe, y en “Seven Churches” sacamos muchos títulos de ese libro, de historias como “The Premature Burial” mientras que otras derivaban del Libro de las Revelaciones de la Biblia, como buen católico torturado que fui mientras crecía, pero al mismo tiempo admiraba el rollo rebelde de Lemmy Kilmister y el aire maléfico de King Diamond. Y claro, luego ves que Venom se ponen a hacer su Black Metal y piensas: ‘Si Venom son capaces de inventar el Black Metal, nosotros también tenemos que hacerlo’. Así que inventemos el Death Metal. En esos años crecí yendo a clubs de Punk Rock en la zona de San Francisco, Oakland o Berkeley. Noche tras noche veía como esos cantantes se desgarraban la voz y teniendo esos momentos catárticos en el escenario. Lo daban todo y nada les importaba una mierda. Todo eso me excitaba mucho, al igual que me excitaba la incipiente escena Thrash Metal al otro lado de la Bahía, donde Exodus eran los verdaderos reyes, con Metallica como segunda espada. Todos eran amigos míos, y los chicos en Legacy, Mordred o Death Angel eran casi como hermanos pequeños. Fue genial poder crecer en el underground de la Bay Area.”
Después finaliza: “Tengo un amigo que fue paralizado recientemente y que estaba en una banda de Death Metal. Se inspiró en mí y quiso volver a tocar con ellos, pero lo echaron diciendo que no daba la imagen. Creo que eso es realmente enfermo y demuestra que hay gente muy superficial y vacía en el mundo. A mí me da igual todo eso, voy a tocar mi música y no me importa lo que diga la gente. Si hay alguien que quiere verme, voy a querer estar ahí arriba, y eso es lo que sugiero que haga todo el mundo también. No dejes que la sociedad te hunda. Que le den al mundo, tú ponte a tocar Death Metal. Haz lo que quieras y cuando quieras. Nadie va a cuidarte como tú puedes cuidar de ti mismo."