Esta semana Yanko Tolic reflexiona y recuerda años pasados de la mano del libro Canción Telepática del escritor y poeta Tito Escárate.
En los 70 Chile empezó a tener “su propio Rock”, que cómo proceso se conectó con “La nueva canción”, que a su vez se emparentó con los deseos de cambio social del gobierno de Allende. La nueva canción, a su vez, se nutrió de un tipo de música popular o de raíz folclórica que reconoció como la identidad de nuestro país y de Latinoamérica.
Luego del golpe de estado cívico-militar de 1973, los que éramos niños en esa época, seguimos escuchando Rock en inglés: Led Zeppelin, Grand Funk, Vanilla Fudge entre otros. Pero en paralelo el Rock en castellano prácticamente desapareció, lo mismo que toda referencia a “La Nueva Canción” que desde el mismo 11 de septiembre fue censurada y sus cultores empezaron a partir al exilio masivamente. Se prohibió la venta u audición de sus canciones, mientras que en los sellos se destruyeron masters y discografías.
Recuerdo claramente que en mi casa se quemaron libros y discos. Muy especialmente recuerdo el vinilo de “La Cantará de Santa María de Iquique” consumido entre las llamas. Ya no se podía escuchar a Violeta Parra ni Los Jaivas, menos a Victor Jara. Nada que hiciera referencia a la primavera cultural que había vivido nuestro país quedó visible.
Entre toque de queda, persecuciones y la instalación definitiva de Pinochet, llegamos a 1978. Con él llegó la Onda Disco y comenzamos a bailar el nuevo ritmo que nos traían los gringos. Lo hacíamos sin prejuicios y sin pudor en fiestas colegiales y graduaciones. De bailarín ocasional me puse cantor entre algo de Rock Argentino que empezaba a sonar en las radios; “Los momentos” de los Blops. Extrañamente había sido escrita antes del golpe, pero cobrando mucho sentido ahora que la dictadura vigilaba convenientemente.
Como definición me atrevería a aventurar que las llamadas “tribus” que vinieron después son grupos sociales muy obedientes de los mensajes simbólicos de los medios de comunicación y sus reducciones de la realidad. Tanto, que la mayoría de las veces encuentran su legitimación precisamente cuando a los dueños de los medios y el mercado global les parece relevante redituable. El movimiento “jipi” fue un movimiento asociado a un conjunto de ideas que criticaba abiertamente al sistema capitalista burgués, develando la crisis de una sociedad descarriada. Lo demás ya fue historia con la instalación del libre mercado a trabas de la Constitución de 1980, como lo señalan en las páginas de un libro editado en 1999 donde explica porque la música, sea Rock o Metal han tratado de sacar un mensaje que no tiene que ver con la política con la idea de blanquear su significado y no despertar conciencia entre la mayoría. El libro comenta que el discurso oficial de revistas o radios en la actualidad es llevar un mensaje “light” a quienes los leen, ven o escuchan, para que no les critiquen su sistema y mantengan su status sin cambios, dejando afuera a todas las bandas que no pertenezcan a “su círculo”. Busque el libro y léalo. Si no lo entiende: léalo 10 veces de nuevo.
- Autor: Tito Escárate
- Edición: Lom / Santiago
- Año de publicación: 1999
- Nº de páginas: 344